Por Dirección Nacional – Convergencia 2 de Abril
A.- COYUNTURA INTERNACIONAL:
a. La recesión ante la segunda ola del coronavirus en Europa:
En análisis anteriores ya señalamos que la crisis económica en desarrollo golpea preferentemente a los países europeos que apostaron por un proceso de ajustes “neoliberales” durante la crisis subprime, la destrucción de su aparato público y la pérdida de sobería productiva. Esta tendencia se reafirma ante la segunda ola del covid-19, siendo España e Italia, los más afectados. También los países cuyos gobiernos de derecha siguieron a Trump en su posición frente a la pandemia han visto aumentar cotidianamente el número de muertes. La crisis económica que aceleró la pandemia es de difícil seguimiento, al igual que la crisis sanitaria. Sin un control de ésta última, no es posible señalar cuando se iniciará efectivamente la recuperación, pero todos los pronósticos son de agudización de la crisis. Solo Alemania y los países del norte en Europa han tenido una mejor respuesta, debido a su estado de bienestar, inversión pública y la industria manufacturera de sus propios países, y su no dependencia del turismo al nivel de otros países de la región que tienen menos niveles de desarrollo industrial, o teniéndola, han sido más impactados por el deterioro de los términos de intercambio, impuesto por la pandemia y los conflictos y tensiones que se arrastran por la disputa del comercio global entre la saliente administración de Trump y China.
b. El fascismo sufre golpes, pero sigue acechando en Europa:
En otro aspecto, el auge de la extrema derecha europea, que viene marcando serios avances en los últimos años, con representación parlamentaria en varios países, recibió un golpe por la justicia griega que declaró al grupo neonazi Amanecer Dorado como organización criminal -quien alcanzó a detentar 12 diputaciones en el parlamente griego-. Siendo este juicio el más importante contra una organización fascista desde el fin de la II Guerra Mundial. No obstante, como es sabido, y yendo más allá del hecho noticioso, los momentos de crisis fomentan el surgimiento de expresiones populistas filos fascistas, y Europa se viene enfrentado a ellas desde hace décadas. Los atentados en el último tiempo en Francia por parte de fundamentalistas, en nada ayuda a calmar el avance de posiciones xenófobas y racistas, que tienen a dicho país en un fuerte debate que llevó a declaraciones por parte personeros de gobierno del estilo salir a la caza de los “enemigos de la República”, siendo las posiciones representadas por Marine Le Pen las que saldrán fortalecidas ante este discurso de odio. En momentos de crisis aparecen los monstruos, y las organizaciones de izquierda europeas -por sí mismas- hasta la fecha no han sido capaz de enfrentarse a ellos de manera satisfactoria. En este punto debe considerarse que actualmente Podemos en España es Gobierno junto al PSOE y Syriza en Grecia quebró hace ya varios años. Nuevamente ha sido el movimiento feminista el que ha tenido capacidad de respuesta masiva, como lo que se vive en Polonia ante políticas regresivas en derechos reproductivos. Por ello, el feminismo otra vez cumple un rol importante en mantener la conflictividad y movilización social ante políticas regresivas en el viejo continente.
c. Elecciones en EEUU y el resurgimiento de la protesta popular:
Las elecciones estadounidenses son expresión de la polaridad social que caracteriza al ciclo político de dicho país, debido a que la coyuntura está marcada por el auge de la protesta social debida a los múltiples atropellos y violaciones a los DDHH de la población afroamericana, la crisis económica y sanitaria en curso, cuya profundidad es claro resultado de las tesis del gobierno de Trump. Dicha administración intentó por todos los medios de aferrarse al poder -incluyendo acusaciones de fraude electoral, acciones judiciales para paralizar el conteo de votos, la polémica designación de la reemplazante en la Corte Suprema de Ruth Bader previo a las elecciones y las constantes amenazas de grupos supremacistas en caso de perder Trump- pero no logró su objetivo, ya que el bloque en el poder estadounidense dio por vencedor a Biden, jugando los medios masivos de comunicación un rol importante en contra del Presidente; ya que justamente el país que se jacta de tener un democracia ejemplar es el que demostró en las últimas semanas que ello no es más que una quimera, y que su régimen político es más bien propio del “Far West”, donde el Capital tiene la última palabra; una nueva administración de Trump ponía en riesgo a los mercados, por lo mismo era necesario desecharlo.
Un elemento a analizar es las masivas protestas de los últimos meses en EEUU, llevadas adelante principalmente por la población afroamericana y latina, donde nuevamente el feminismo y movimiento de mujeres, disidencias y diversidades sexo genéricas juegan un rol primordial, ya que lleva una larga trayectoria de posicionamiento y emplazamiento a las políticas republicanas desde el día 1 de Trump. No es menor, de igual manera, que ante la decadencia de la política del duopolio “republicano – demócrata”, existan cada vez mayores expresiones de agudización del conflicto social, resurgiendo con fuerza grupos supremacistas, pero también la izquierda norteamericana, que inclusive obligó a reconocer ciertos rostros de “izquierdas” en el partido Demócrata, que revalidaron sus cargos.
El triunfo de Biden igualmente lleva a la vicepresidencia de ese país a Kamala Harris, siendo la primera vez en la historia de dicho país que una mujer, y además afrodescendiente, ocupa un cargo de esa relevancia. Desde que se empezaron a realizar el conteo de votos la expectación en el país del norte fue en alza, contando incluso con una declaración de victoria de Trump, que repercutió en que a lo largo de las capitales federales se movilizaran miles de personas del pueblo estadounidense frente a los palacios de gobierno, una multitud de migrantes, feministas, activistas del BlackLive Matters, disidencias, así como también defensores de Trump, desplegándose en muchos de esos lugares enfrentamientos. Los principales desafíos declarados por Biden, fueron la recuperación económica, “recuperar el respeto de nuestro país ante la comunidad internacional”, haciendo guiños a las y los trabajadores del sector educacional (amenazades de despidos masivos durante la pandemia) y el control del Covid ante la emergencia de una segunda ola de cuarentenas en Europa y el mismo país. Queda en el tintero el cómo se desarrollará la política de comercio exterior que durante Trump tomó el carácter de una guerra comercial, en la cual los principales afectados fueron las economías de Latinoamérica, principalmente México, y China a nivel de las grandes economías. Otro tema de relevancia será el curso que adopten en torno a las relaciones con la Eurozona, bastantes enfriadas a raíz del abandono de EEUU de diversos espacios desde la OMS a tratados de protección del medioambiente global. También serán parte de la disputa que se viene al interior del bloque dominante sobre el rol que ocupará EEUU en los conflictos bélicos abiertos en los cuales ha continuado su incidencia. A nivel de Latinoamérica, será relevante el curso de acción que adopte su política exterior; en relación a Venezuela, Bolivia y los otros cursos de empuje democrático que se despliegan (incluida la CC en Chile).
Ahora bien, la administración demócrata seguramente en muchos aspectos mantendrá su política exterior, especialmente hacia Latino América. Será interesante observar cómo justifica esa política a un movimiento social estadounidense cada vez más polarizado, y donde sus electores se caracterizan por aglutinar a aquellos sectores que han impugnado esa forma de gestión desde hace ya varios años.
d. Latinoamérica
Como se ha venido anunciando en los distintos análisis de coyuntura previos, Latinoamérica está siendo una de las regiones mayormente afectadas por la pandemia. Las proyecciones son críticas; y según el informe Covid-19 de la Cepal y FAO de 10 de junio de 2020, tras siete años de lento crecimiento, América Latina y el Caribe podría ver la mayor caída del PIB regional en un siglo (-5,3%), lo que traerá en 2020 un aumento de la pobreza extrema de 16 millones de personas con respecto al año anterior, sumando 83,4 millones en total. El impacto sobre el hambre será también muy significativo, tomando en cuenta que en 2016-2018 ya había 53,7 millones de personas en inseguridad alimentaria severa en América Latina.1 De tal manera, estos mismos organismos vienen planteando que de no tomarse medidas concretas, la crisis sanitaria puede volverse en crisis alimentaria.
Esta crisis puede o bien acelerar los procesos de dependencia extrema respecto de la inversión extranjera necesaria para salir de la crisis -con la consiguiente dependencia política- o bien, puede acelerar el surgimiento de gobiernos fuertes, de izquierda o derecha, que a partir de un fuerte nacionalismo puedan posicionar un discurso de autonomía. Sin embargo, la carencia de recursos puede impedir esta segunda opción.
Este contexto general no puede omitirse, y bajo este prisma es que debemos ver la coyuntura inmediata en algunos países de la región:
Bolivia: el pasado 18 de octubre el pueblo boliviano dijo claro que el golpe no iba más. La contundente victoria de Luis Arce, candidato del MAS, deja en claro que, pese a las muertes, persecución y censura cometidas por la dictadura de Jeanine Núñez, el proceso de cambio y transformación boliviano sigue en marcha. Sin embargo, la reacción de la burguesía y oligarquía altiplánica no se ha hecho esperar, prueba de ello son el asesinato del líder minero Orlando Gutiérrez, llamados a movilización desde Santa Cruz por un supuesto “fraude electoral” y el atentado contra el electo presidente. Lo anterior da a entender que serán tiempos de conflicto en Bolivia, y en ello no podemos sino solidarizar con el proceso de transformación que esperamos se profundice en favor de las grandes mayorías con el nuevo gobierno del MAS; para aquello sin duda habrá que estar atentos a la reacción de las FFAA bolivianas-que fueron intervenidas de inmediato a nivel del generalato-, como también los intentos de desestabilización que seguirán efectuando la oligarquía boliviana. Igualmente, se debe hacer presente que el propio MAS también vive tensiones internas, recordemos que el golpe en Bolivia se concreta luego de la repostulación de Evo, lo que conllevó a diferencias internas que lograron ser superadas por la gestión del actual Vicepresidente Choquehuanca. El nuevo gobierno asume el mandato en medio de una crisis y para ello la unidad es un pilar trascendental. Confiamos en el poder de la clase trabajadora y los pueblos del país hermano que sabrán enfrentar con decisión los desafíos venideros.
Argentina: En medio de una profunda crisis sanitaria y económica, entra en esta coyuntura inmediata de la mano del violento desalojo en Guernica. La ocupación de 100 hectáreas en el municipio presidente Perón por 2.500 familias no fue más que una medida para satisfacer la urgente demanda de una vivienda. Las políticas de urbanización propias del capitalismo que no hacen sino generar verdaderos guetos y cordones de marginalidad, a los que se ven obligados habitar capas de la clase trabajadora, mantienen vigentes métodos de lucha como las tomas de terreno, para lograr viviendas y formas de vida dignas. La reacción del gobierno local y el desalojo que sufrieron miles de personas, además, muestran las claras limitaciones de los gobiernos “progresistas” como el argentino, que en definitiva sin cambios radicales en la sociedad no hacen más que reproducir el capitalismo, por muy amable que quiera mostrarse.
Brasil: El gigante de Sudamérica tuvo sus elecciones municipales, marcadas por el mal manejo de la crisis sanitaria; quizás este fue uno de los factores más relevante para el duro revés de Bolsonaro y sus candidatos afines, de los cuales tan solo uno logro pasar a segunda vuelta en Recife. Cabe destacar, por un lado, que la oposición en sus discursos incorporó una defensa de la labor científica ante la crisis sanitaria, que ha sido despreciada por Bolsonaro, siendo este un patrón que se repite en la ultraderecha y populismos a nivel mundial. Por otro lado, es relevante dar cuenta del posicionamiento logrado por partidos de izquierdas por fuera del PT, como lo es el PSol y el mismo PC brasileño que han logrado pasar a segunda vuelta en Sao Paulo y Porto Alegre respectivamente.
También es importante centrarse en la devastación de la naturaleza que sufre el país bajo la administración de Bolsonaro. Las cifras son alarmantes, considerando que los incendios forestales que afectan a la amazonía han disparado las emisiones de dióxido de carbono en Brasil en los últimos 2 años, dichas emisiones aumentaron en un 10% en 2019, primer año de gobierno de Bolsonaro, luego de una década de estancamiento, y la proyección para el 2020 es de un aumento del 20%, considerando -incluso- que la pandemia frenó las emisiones de CO2 del transporte y la actividad industrial como nunca antes. Las cifras de Observatorio do Clima ubican a Brasil entre los mayores emisores de dióxido de carbono del mundo, después de China, Estados Unidos, Rusia, India y la Unión Europea. La deforestación fue responsable de 44% de las emisiones del país el año pasado, seguida de la agricultura, con 28%. El gobierno de Bolsonaro en nada ayuda a detener la devastación del medio y especialmente de la amazonía y humedales del Pantanal brasileños. Las nuevas alternativas que irrumpen desde la izquierda y los amplios movimientos sociales brasileños sin duda se enfrentan a esta realidad y en ello la perspectiva ecosocialista es fundamental.
Perú: Pese a que la crisis política peruana es de larga data, su agudización en las últimas semanas da cuenta de un punto de inflexión, en el cual irrumpe el pueblo exigiendo mayores garantías democráticas y manifestándose contra la corrupción que corroe a la casta política peruana, mostrando la institucionalidad surgida de las reformas fujimoristas de los 90´su incapacidad para dar cuenta de la actualidad política peruana. Un primer hecho a considerar es que en los últimos 30 años 6 presidentes han sido destituidos y/o procesados por casos de corrupción (y en algunos casos graves violaciones a los DDHH): Alan García -cuyo proceso en su contra lo lleva a suicidarse-, Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski y Martín Vizcarra.
Sin embargo, para comprender la crisis política peruana, es necesario dejar constancia que en el país hermano la burguesía no actúa como un todo homogéneo, como clase social detenta disputas internas históricas que le impiden plantear un proyecto único. Ello, a su vez, se manifiesta en sus representantes políticos, por lo mismo -como indican compañer@s peruanos- la detención de distintos personeros políticos que sorprenden mucho en Chile, obedecen más bien a esas disputas inter burguesas y no necesariamente al emplazamiento popular. La formación social peruana es particular, y es riesgoso hacer símiles con Chile, salvo algunas tácticas de movilización en los últimos días. El Perú, cruzado en los 80`y parte de los 90`por una verdadera guerra civil que costó según los últimos informes 48 mil fallecidos, en su mayoría cometidos por el Estado peruano, lo que luego del terror de Fujimori da paso a la apertura neoliberal que no logra imponerse ni ser hegemónico como en Chile, por un lado, porque hubo resistencia activa de los movimientos sociales y por otro, porque no fue un proyecto único de las clases dominantes peruanas, van dando luces de las contradicciones que subsisten hasta hoy en el Perú.
La vacancia de Vizcarra impulsada por el congreso debe entenderse en el sucinto marco antes descrito. Siendo el punto de mayor importancia la irrupción masiva del pueblo peruano -con fuerte presencia de sectores universitarios y estudiantiles, ya que justamente se están debatiendo leyes sobre la Educación– que si bien en un primer momento protestan por la corrupción de toda la elite política, logrando la salida de Manuel Merino, al pasar de los días van configurando una demanda política clara, en la misma línea de los movimientos sociales latinoamericanos: Una Asamblea Constituyente libre y soberana. Es decir, frente al aumento de la protesta social, luego del asesinato de dos jóvenes, se designa a Francisco Sagasti como nuevo presidente, quien representa el ala liberal de la élite política peruana, prontamente ha declarado que una nueva Constitución no le parece una necesidad inmediata; y sus primeras gestiones han ido en la línea de calmar la protesta social. No obstante, la protesta se mantiene activa por los sectores de izquierda y populares, manteniendo abierta la coyuntura en el Perú hasta hoy, saliendo derrotado el sector más reaccionario, pero sin dudas hay nuevos aires esperanzadores desde el Pueblo Peruano.
Guatemala: Las protestas que culminaron con el incendio del congreso se enmarcan una serie de hechos que vienen asolando al país. Crisis sanitaria, crisis por la destrucción de los huracanes, corrupción y el debate de la Ley de Presupuesto para el 2021 el que se eleva a 12.948 millones de dólares, presupuesto inédito en la historia de ese país, y que privilegia los intereses particulares de los políticos y mafias enquistadas en el Estado sobre las necesidades de la población. Es tan alto el costo para un país como Guatemala que el presupuesto pone en riesgo la “salud” macroeconómica de la nación centroamericana.
Pero al igual que en otros países de la región, el mal manejo de la pandemia y la corrupción del Gobierno, que revivió el “pacto de los corruptos”, que es una alianza entre políticos, empresarios y narcotraficantes, han hecho que las protestas hayan tenido el carácter violento antes descrito. La crisis política se agudiza de esta forma en Guatemala, al nivel de hacer pública las diferencias internas del ejecutivo donde el vicepresidente Castillo pidió al presidente Giammattei vetar la ley y renunciar para “oxigenar al país”.
Corolario: Latinoamérica se sacude, la crisis económica que la pandemia aceleró y profundizó ya causa estragos en la población. Esta situación se mantendrá por un largo tiempo, y llevará a las crisis políticas que ya están en desarrollo como acabamos de ver. Los pueblos latinoamericanos tenemos el deber de revivir el internacionalismo y la solidaridad que caracteriza las relaciones entre países hermanos y que el capitalismo intenta desarmar, hoy los avances populares y golpes sufridos por gobiernos corruptos y al servicio del empresariado, dan luces de oportunidades históricas que debemos saber aprovechar.
B.- COYUNTURA NACIONAL:
a. Primer aniversario de la revuelta y el plebiscito de entrada:
La coyuntura nacional sigue marcada por la crisis del régimen político de la transición y el momento destituyente/constituyente abierto con la Revuelta Popular de octubre. Dicha coyuntura crítica, abrió al camino para un cambio de periodo político en la historia del país, cuyos alcances y definiciones concretas están en pleno desarrollo; por lo mismo, si bien lo que se está destituyendo es el orden impuesto a fines de los 80’ a través de la salida pactada de la dictadura, las nuevas formas de régimen político aún no logran constituirse, presenciando entonces un escenario abierto, en el cual las correlaciones de fuerza entre clases y actores dentro de ellas están en disputa.
En lo que respecta a la coyuntura, debemos iniciar con el primer aniversario de la Revuelta, que demostró que luego de un año de crisis régimen y sanitaria, la lucha de las clases subalternas sigue activa, pese a los llamados del partido del orden a no manifestarse. Y no podía ser de otra manera, por cuanto los motivos y las demandas más sentidas de la población aún se encuentran pendientes. No obstante, también se constatan ciertas circunstancias que deben irse trabajando por ser dañinas para el propio proceso popular, tales como actitudes violentas entre los mismos manifestantes, consumo problemático de drogas y alcohol en una actividad que en principio es política, vaciamiento de contenido en la protesta, la preminencia de lo meramente estético por sobre el contenido programático, etc.
A su vez, y tan solo una semana después del primer aniversario de la Revuelta, Chile vivió una verdadera fiesta popular con la aplastante victoria del Apruebo + Convención constitucional. El Plebiscito de entrada entonces marca claramente el mandato soberano del pueblo, instalando el desafío de cómo enfrentará la izquierda el proceso de la convención constitucional. Sin embargo, y más allá de la fiesta popular, pesan las dificultades para el campo popular de avanzar en concretar sus deseos. A la elaboración programática y construcción de unidad de los sectores anticapitalistas y feministas se suma el surgimiento de candidaturas por doquier para la convención, muchas de ellas sin siquiera ser representantes de sectores u organizaciones sociales son preocupantes, reduciéndose a ratos la determinación de los candidatos/as a una especie de concurso de popularidad, sin programa ni estrategia, careciendo de la más mínima unidad en la izquierda que dé opciones de triunfo en las elecciones a las que las organizaciones se volcarán. Ante aquello reafirmamos la política de que todo candidato/a a la convención debe ser proclamado desde organizaciones sociales, anteponiendo siempre los intereses colectivos y programáticos ante los deseos individuales.
De igual manera, entendemos que la coyuntura de los meses siguientes, en el marco de la convención constitucional, se centrará justamente en la elección de dichos candidatos/as que deberán cumplir un rol de vocería popular de los respectivos espacios sociales que representen. A su vez, con el fin de debatir el contenido programático y organizar la movilización social necesaria para presionar y asediar a la convención constitucional, es imperativo crear instancias de encuentro y diálogo, que varias organizaciones hemos denominado Asamblea Popular Constituyente, la cual ya ha dado algunos pasos en su concreción, al menos en Santiago, por lo que se invita a las fuerzas de izquierda y organizaciones sociales a constituir esta Asamblea o espacios de encuentro y elaboración programática en cada una de las ciudades y así enfrentar unidos/as las tareas que impondrán el proceso constituyente. Ya existen avances en ese sentido, el programa resultante de los Encuentros Plurinacionales de las y les que luchan son un ejemplo claro de aquello.
b. La crisis del gobierno y del régimen político:
Piñera en una de sus últimas declaraciones reconocía que este último año ha sido el más difícil de su vida, y eso nadie lo puede rebatir. Su gobierno justamente representa las inequidades sociales y económicas que han llevado a Chile a ser uno de los países con peor redistribución de las riquezas en el mundo y con peor desempeño en la pandemia. Por su parte él, en su calidad de gran empresario, representa los abusos que una minoría privilegiada ha cometido contra la clase trabajadora y pueblo en general por décadas; es decir, encarna todo aquello contra lo que el pueblo se rebeló hace 1 año.
El gobierno mantiene cifras históricas de rechazo, sus principales ministros se ven obligados a renunciar, como sucedió con Víctor Pérez hace unas semanas, o son interpelados por la ciudadanía en plena calle. No cuentan con el apoyo popular, y lo saben, es por lo mismo que ya no se puede hablar de “agenda de gobierno”, su única aspiración es mantenerse a flote el último año que les queda.
Lo anterior se expande a toda la élite política, el rechazo hacia los partidos tradicionales es patente en la población, lo que se manifiesta entre otras cosas en el repudio a que figuras de la política transicional se postulen como candidatos/as a la convención constitucional. Sin embargo, ese repudio hasta el momento no logra pasar a constituirse en organización, no logra construir Movimiento Popular y ello esconde graves peligros, que ya se han denunciado en distintas oportunidades, desde el populismo a expresiones de la ultraderecha. La salida entonces de este momento destituyente / constituyente aún no está claro, y si bien el pacto de paz y nueva constitución que logró trazar un camino institucional para la superación de la crisis, éste no está legitimado por las clases subalternas, por provenir de la élite política e imponer graves límites al poder constituyente soberano. Con todo, si bien con el Plebiscito entramos de lleno al momento constituyente, la crisis de régimen es de tal magnitud, que podrían generarse cambios inesperados en los próximos meses, que incluso pueden dar paso a formas autoritarias como también de reformas democráticas, no vislumbrándose hasta la fecha una alternativa anticapitalista y feminista constituida, pero con la oportunidad clara -como nunca en las últimas 3 décadas- de erigirse y disputar en el nuevo periodo político.
El pacto social del 88’ entonces hoy se encuentra totalmente agotado. La coyuntura histórica de octubre de 2019 da paso a la apertura de un momento constituyente y con ello a indicios de un nuevo periodo político que sigue definiéndose. La crisis de hegemonía del sentido común neoliberal debe convertirse en programa, organización y lucha, las fuerzas de izquierda y populares debemos centrarnos en eso, aprovechar la crisis del régimen político para avanzar en conquistas para la Clase Trabajadora y los Pueblos.
Sin embargo, no basta con el análisis correcto, las consignas adecuadas, si no existe capacidad de transformar el actual momento político -con todas las potencias que encierra- si este no se transforma en programa y organización, es decir, en Partido Revolucionario. Ha sido la ausencia notoria de este lo que ha permitido los acuerdos cupulares del partido del orden, la sostenibilidad de Piñera en el poder, los abusos de Carabineros, etc.
La coyuntura permite lo que permiten las fuerzas organizadas que actúan en ella. Si antes de la revuelta popular insistíamos en la necesidad de aglutinar las fuerzas de la izquierda radical, el actual momento político lo exige aún más, bajo la sanción de siempre estar actuando en el escenario que otras fuerzas generan y movernos dentro de sus límites.
La visión de largo plazo, el análisis científico de la realidad política, la generosidad, solidaridad, la combatividad, la experiencia y la organización en el campo popular deben ponerse en común entre todas y todos aquellos que día a día luchamos por la transformación revolucionaria de la realidad. Solo así podremos crear condiciones favorables y dejar de estar atados a los planes, plazos y caminos del partido del orden.
c. Las FFAA y Carabineros: Represión y militarización de la pandemia.
En esta coyuntura las FFAA y Carabineros aparecen de manera relevante. Por un lado, la militarización de la crisis sanitaria se refleja en el estado de excepción constitucional y la prolongación absurda del toque de queda, lo que puede explicarse por la debilidad del gobierno que no tiene otra alternativa que apoyarse en los militares. En la coyuntura inmediata causó revuelo el informe de inteligencia del Ejército que llevó a Piñera a plantear en el 18-O que enfrentábamos un enemigo poderoso e injerencia extranjera. Dicho informe es absurdo, por lo mismo cabe preguntarse si efectivamente se trata de un informe serio por parte de la DINE o si simplemente se trata de una operación de “falsa bandera”. Tendemos a inclinarnos por la segunda opción, difícilmente la inteligencia del Ejército puede ser tan paupérrima, por lo que no podemos caer en esa creencia de buenas a primeras. Recordemos que paralelamente la ANI emitía otro informe diametralmente opuesto y muy certero sobre lo que sucedería el 18-O, organismo que basa sus informes de los antecedentes brindados por los distintos servicios de inteligencia de las FFAA, por lo que se debe analizar con mayor detalle que es lo que sucedió realmente allí. A nuestro entender una de las explicaciones deriva de la disputa entre la burguesía en torno al régimen político y el carácter del Estado, disputa que cobra mayor relevancia luego de la revuelta popular. Este debate también se expresa en las FFAA, especialmente en el Alto Mando. Cabe recordar igualmente que el Ejercito se ha visto en graves polémicas por casos de corrupción, lo que agudiza las tensiones dentro de las FFAA.
Por su parte Carabineros de Chile desde antes de la Revuelta, venía mostrando claros signos de ser un organismo deliberativo y con rasgos paramilitares. Ello se profundiza en la revuelta y se ha mantenido durante el 2020. Hoy podemos indicar que se trata de una institución sobre ideologizada cuyos miembros -especialmente sus fuerzas especiales- han sido sorprendidos en más de una ocasión en las filas de la ultraderecha, lo que lleva a pensar que este tipo de grupos pueden estar infiltrados. De ello no queda más sino exigir la disolución de Carabineros, por cuanto constituye un peligro a la población, que vulnera los DDFF de las personas reiterada y sistemáticamente. La salida de Rozas en nada cambia el análisis precedente, los disparos a quemarropa contra niños en Talcahuano son una clara la violación a los DDHH, por lo que el mero cambio de General Director no basta para la transformación completa que se requiere de esta institución.
En general, y de cara a la convención constitucional, la democratización de las FFAA y la disolución de Carabineros serán demandas que el Pueblo debe considerar en su programa.
d. La lucha por la autodeterminación en el Wallmapu
La coyuntura trae consigo igualmente el recrudecimiento de la violencia en el Wallmapu. El pueblo Mapuche que ha sostenido una lucha histórica por su Autonomía, en el último tiempo ha solidarizado activamente con la Revuelta popular, y también ha llevado adelante procesos relevantes de resistencia y lucha. La prolongada huelga de hambre de los presos políticos Mapuche, operativos adjudicados por la CAM en el último tiempo y la resistencia frente a los allanamientos de las fuerzas militarizadas de carabineros en la zona, dan cuenta de que las comunidades han sostenido su lucha. Si bien no hay consenso dentro de sus distintas expresiones políticas sobre la pertinencia de participar en la convención constituyente, en la práctica si habrá representación del pueblo Mapuche y de los distintos Pueblos indígenas. Ello establece la tarea de abrir el dialogo con las organizaciones indígenas, con el fin de comprender por una parte sus demandas y de solidarizar con ellas. La autonomía de los pueblos que comparten el territorio es una demanda que debe ser también asumida por las expresiones organizadas de la clase trabajadora chilena.
Al cierre del presente análisis, la conflictividad social se mantiene, tanto en las protestas en Plaza de la Dignidad todos los viernes, como en el paro de los y las funcionarias de la Salud Pública -primaria y hospitalaria- en protesta por la ley de presupuesto 2021 que castiga a dicho sector, pese a ser literalmente la “primera línea” ante la crisis sanitaria que vive el país. Las huelgas del sector privado se han caracterizado en esta coyuntura por su extensión, siendo expresión de ello las huelgas mineras de los sindicatos de SGS Minerals y Candelaria. De igual forma, el ingreso del requerimiento de inconstitucionalidad contra el segundo retiro del 10% por parte del gobierno, ya ha generado múltiples llamados de protesta. Lo anterior debe entenderse en el marco de la crisis económica y sanitaria que vive el país, y que tiene al país en una “recesión técnica”, dado que por primera vez en 11 años la economía se contrae por dos trimestres consecutivos, lo que sin duda traerá aparejada una mayor conflictividad social ante la precarización de la vida.
La construcción de una Alternativa Anticapitalista y Feminista es urgente, el capitalismo chileno no será capaz de superar la crisis en desarrollo sino es a costa de la Clase Trabajadora y los Pueblos. Esta tarea sigue pendiente y de cara al momento constituyente, no puede esperar más.