Pandemia en la Trapananda

Marcela Figueroa Oyarzún

Militante Convergencia 2 de Abril

La gente de la Patagonia, es particularmente cariñosa y alegre, donde te ve te abraza, y te pregunta por la familia, por el hijo o la sobrina que se fue para el norte a estudiar, y si vas a la casa, siempre hay tiempo para matear un poco. Sin embargo, estas últimas semanas se ve como el despliegue del coronavirus empieza a cambiar las dinámicas locales, la gente titubea entre saludarse o no, mientras que las calles pasan la mayor parte del día vacías.

La Patagonia siempre exigió conectividad, ser consideradas y considerados parte del territorio nacional, aunque siendo intransigentes respecto de la identidad y tradiciones, que ante décadas de intentos de “chilenización”, el gauchaje sigue siendo más importante que el huaso, y niñas y niños aprenden a bailar chamame antes que la cueca. Hoy por hoy, las y los patagones renuncian a la conectividad, y casi de forma contradictoria a su propia historia, se exige aislamiento total para la Región de Aysén, las localidades de Puerto Chacabuco, Puerto Aysén, Puerto Tranquilo e incluso Caleta Tortel, cortan sus rutas de acceso, para proteger a su gente, nuestra gente. Todas y todos saben que el sistema de salud público en la región es preocupantemente frágil, y peor aún, sabemos que el invierno se acerca, y acá invierno significa nieve y escarcha o que se te congele el agua y el gas.

Desde el 3 de marzo a la fecha, siete casos confirmados se contabilizan en la región, de los cuales el primero abandono el territorio mientras que el segundo fue dado de alta, sin embargo, los siguientes cinco fueron trabajadores de las salmoneras, quienes de manera porfiada siguen trayendo en transporte privado gente de afuera, por lo cual se está a la espera que en los próximos días esta cifra pueda aumentar abruptamente.

La Patagonia pide aislamiento total, sí, pero también exige responsabilidad local, no solo por parte de la comunidad, sino también de las autoridades que se han tardado en radicalizar medidas de resguardo, y quienes, además, al igual que el Gobierno Central, hacen caso omiso al actuar del empresariado, que, bajo su irresponsabilidad, están poniendo en riesgo a una región que, hasta el momento, mantiene un contagio controlado.

¿Qué se puede hacer? Las pobladoras y pobladores tienen el pleno derecho de cortar sus rutas de acceso, controlando el ingreso a los poblados de manera autónoma, lo cual debe ir acompañado si o si de una red de abastecimiento y apoyo comunitario, tal como lo han hecho artistas locales mediante la entrega de alimentos a quienes se estaban viendo perjudicados ante la imposibilidad de ejercer sus trabajos.

Recuerda Patagonia, la solución jamás te la ha dado el Estado, la solución siempre la ha entregado el pueblo organizado.

Autor entrada: Convergencia Medios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.