Ante el pretendido “Acuerdo por la Paz y Nueva Constitución” y los desafíos del movimiento popular en el actual escenario, la Convergencia 2 de Abril declara:
1. RECHAZAMOS el acuerdo pactado en la madrugada del pasado viernes por los partidos políticos de la UDI, RN, Evópoli, DC, PPD, PS, PR, PPD, RD, Comunes y Gabriel Boric, de Convergencia Social. Este pacto sólo viene a profundizar la actual crisis de representatividad y legitimidad que vive el país, lo cual se expresa en los siguientes hechos:
El pacto deja en impunidad las violaciones a los DDHH. Este pacto se da pasando por encima de las diversas víctimas, sus familias y de una sociedad atravesada por la represión y la violación sistemática de los DDHH. Ninguna palabra sobre las 217 lesiones oculares (más del 70% ocasionadas por disparos) que han implicado la pérdida de visión de 5 personas y 153 traumas oculares); las 106 víctimas de violencia sexual (41 mujeres, 37 hombres, 16 niñas y 11 niños), que denuncian tocaciones, desnudamientos, amenazas de violación y violaciones; las 953 heridas por disparos de balas, perdigones o balines; ni las 246 querellas por torturas y tratos crueles (218 contra Carabineros, 23 contra Militares y 5 contra PDI). Estos hechos sólo confirman la crueldad con que históricamente ha enfrentado el bloque en el poder las justas aspiraciones de la clase trabajadora y el pueblo. Es urgente la creación de una Comisión por Verdad y Justicia, la detención inmediata de la represión, de los disparos y de la criminalización de la protesta social.
El pacto se hace a espaldas del pueblo. La clase trabajadora del país NO se encuentra representada en el Parlamento ni lo legitima, y por lo mismo, este movimiento escapa de los límites de esta institucionalidad caduca y autoritaria. Esta revuelta surge desde la rabia y la impotencia de la mayoría de la población agobiada por las deudas y que vive violentada día a día en su trabajo, en sus poblaciones, en su vejez, en la infancia, en los hospitales, en el transporte, en definitiva, que está cansada del abuso patronal y que ha decidido levantar cabeza, pasando de la indignación al resquebrajamiento del consenso neoliberal, y que ha comenzado un proceso constituyente como forma de acumulación de fuerzas para alcanzar sus justas aspiraciones. Y siendo el pueblo el poder constituyente, el pacto realizado resulta una traición que la militancia honesta y leal al pueblo debe salir a denunciar sin temor, incluyendo a sus propias organizaciones de ser necesario.
El pacto es tramposo y busca la confusión del pueblo. Parece que poco han aprendido las organizaciones políticas que supuestamente venían a romper con el duopolio, como RD, Comunes y un sector de CS representado en Boric. La lógica de los consensos que se instaló en el país tras la salida pactada a la “democracia” sólo ha traído miseria y precariedad a la clase trabajadora y ahora nos regala estas joyas:
a) Mecanismos de elección de delegados y delegadas: El mecanismo acordado es el mismo que se usa para las elecciones de diputados, es decir, ya sabemos que la asamblea estará compuesta sólo por 155 personas, que además se seguirá un método que obliga a formar listas con partidos políticos existentes y donde la posibilidad de ir como “independiente” es marginal. Además, resulta un acto mezquino y violento que se intente invisibilizar por completo a las organizaciones territoriales y sindicales que han hecho emerger el poder constituyente, ya que se consagra nuevamente una idea de “representatividad delegada”; es decir, un candidato o candidata, que hará su campaña política, pero no tiene obligación de vincularse o rendir cuenta a ningún espacio de base y tampoco puedan ser revocados.
b) Los 2/3: El bloque dominante sabe que puede conseguir un tercio a cualquiera de las convenciones, mixta o no, y por tanto, los supuestos partidos progresistas le entregan una poderosa arma al sector de la derecha conservadora que se opondrá a cualquier cambio que implique una vida más digna para las mayorías y que amenace las ganancias de las minorías, perpetuando las ideas de Jaime Guzmán.
c) Hoja en blanco: Los partidos sabían que el movimiento no iba a aceptar una simple reforma a la constitución actual. Incluso el mismo gobierno tuvo que salir a hablar de una “nueva” Constitución. Esto no es ningún avance, es el mínimo elemento para hablar de una nueva constitución y no de una simple reforma.
d) La Convención Constitucional: Se habla de “Convención Constitucional” al órgano donde no participarían actuales parlamentarios y se habla de “Convención Constituyente mixta” al órgano integrado en un 50% por parlamentarios actualmente en ejercicio. Se nos dice que la Convención Constitucional vendría a ser lo mismo que la Asamblea Constituyente, y que la distinta denominación obedecería a un capricho de la derecha por no incluir en el voto ninguna alusión a la “Asamblea Constituyente”. Que sería una “diferencia simbólica” en la típica actitud patronal de no querer evidenciar tener que dar el brazo a torcer. Esto es mentira. Si bien efectivamente ha existido una corrida de cerco fruto de la movilización popular, lo que se debe entender es que el pueblo ya ha iniciado un proceso constituyente, tarea que ya se inició en las miles de asambleas territoriales o cabildos que se han levantado. Sólo si los pueblos deciden cómo seguirá este proceso, estaremos ante una verdadera Asamblea Constituyente con el pueblo como poder soberano y constituyente. Aunque esta discusión sobre la “Convención Constitucional” pareciera ser una mera diferencia semántica o un matiz jurídico, lo que busca en realidad es limitar este ejercicio de soberanía de los pueblos, mediante trampas conceptuales y amarres técnicos. La Convención Constitucional se regirá por el actual sistema electoral y de partidos políticos, la regulará una “comisión de expertos” de los mismos partidos políticos que cocinaron este pacto y quedará amarrada la actual institucionalidad caduca. Sin la deliberación del pueblo como poder constituyente en todo este proceso, en la determinación de su funcionamiento, en sus quórum y mecanismos de elección, en nada se asimilará a una Asamblea Constituyente.
Oxigena a Piñera e invisibiliza las necesidades inmediatas del pueblo. Tras casi cuatro semanas ininterrumpidas de movilización y luego de la primera Huelga General exitosa, el gobierno se veía sin recursos y aislado. Sin embargo, este pacto permitió oxigenar a Piñera. Los llamados a que “quedaba poco tiempo”, la manipulación del miedo, entre otros factores, permitieron generar operaciones similares ya realizadas en esta larga transición para mantener la política de los consensos. De aquí emergieron los llamados a la “responsabilidad”, a la “madurez política”, que finalmente llevaron al pacto. Esta política es rastrera y equivocada. No logra ver que más allá de algunas maniobras. El bloque dominante sabe que el poder en su conjunto no está siendo asediado. La población movilizada está pujando por democratización y ha logrado resquebrajar el consenso neoliberal. Pero no está en las calles instalado -aún- un proyecto político que se alce contra el sistema capitalista y todas sus dimensiones de explotación y opresión. ¡Cuánta facilidad tuvo la oposición para entregarse a las maniobras de un gobierno que estaba por el suelo!
2. Nos piden que veamos como un avance este acuerdo, pero nada se ha dicho en torno a los cambios urgentes que no dependen -necesariamente- de un cambio constitucional. Es urgente exigir un pliego mínimo de emergencia por:
– Juicio y castigo a los culpables, instaurando además una Comisión por Verdad y Justicia.
– Pensión básica y salario mínimo igual a $500.000.
– Jornada laboral de 40 horas.
– Pasaje gratuito para estudiantes y tercera edad.
– Congelamiento de tarifas en agua, salud y transporte.
– Aumento al presupuesto de salud pública.
Además, es necesario instalar un horizonte de transformaciones al modelo neoliberal, elemento que debe salir a ser defendido en los distintos espacios de organización, asambleas territoriales, sindicales y populares:
- Nacionalización del cobre y litio;
- Negociación por Rama;
- Estatización del transporte público;
- Estatización de la energía y desarrollo mareomotriz;
- Nuevo Código de Aguas y protección ambiental;
- Educación, vivienda y salud digna;
- Nueva ley de Medios de Comunicación;
- Fin a las AFP y un nuevo sistema de reparto, tripartito y solidario;
- Aborto legal, seguro y gratuito;
- Nueva relación cívico-militar.
Sus acuerdos no detienen la lucha, porque nada dicen respecto a estos temas y la “agenda social” de Piñera sigue avanzando, entregando recursos públicos al empresariado, mientras que la “agenda corta” del movimiento popular ni siquiera se menciona.
3. Su pretendida paz, para nosotros y nosotras es violencia. A horas de firmado el acuerdo, en las calles la protesta continuó y también la brutal represión policial que, se desató incluso sobre rescatistas que con vocación, han aportado a esta lucha. A horas de firmado el acuerdo debemos lamentar una muerte más, la de Abel Acuña, quien fallece en medio de lacrimógenas lanzadas directo al lugar donde personal de salud intentaba asistirle y en el mismo lugar que en la mañana se cubría de telas blancas y un llamado a la paz. Este pacto espurio se firma además a un año del asesinato de Camilo Catrillanca por un disparo de fuerzas especiales de Carabineros y, mientras conmemorábamos su muerte, intentaban despistarnos y debilitarnos con este acuerdo. Lo único que le importaba a quienes firmaron ese acuerdo era callar las justas demandas del pueblo. ¡Ni perdón ni olvido para quienes amparan la masacre contra los pueblos!
4. La jornada histórica del día martes 12 de noviembre, con una huelga general y protesta popular debemos tomarlo como un aprendizaje para la clase trabajadora. Estas últimas semanas hemos recuperado la protesta callejera y la huelga general como repertorios de lucha. ¡No las soltemos y sigamos avanzando!
El movimiento popular debe fortalecerse, tanto en sus organizaciones de base, como también apresurando la articulación de estas. Debemos avanzar a un Encuentro Plurinacional de Asambleas Territoriales, que a su vez, permita convocar a una Asamblea Popular Constituyente, que tenga por objetivo generar un programa del pueblo, un plan de lucha y una convocatoria a participar en la Asamblea Constituyente. En el mismo, sentido, hacemos un llamado a todas las organizaciones sindicales a plegarse a las convocatorias de Huelga General que surgirán desde el Comité de Huelga de Unidad Social y avanzar hacia un Congreso Nacional de Trabajadores y Trabajadoras, que pueda articular estrategias para levantar y defender el Pliego de los Pueblos.
¡EL PROCESO CONSTITUYENTE YA ESTÁ EN MARCHA Y LO HACEN LOS PUEBLOS!
¡AVANZAR A LA HUELGA GENERAL HASTA QUE CAIGA EL GOBIERNO DE PIÑERA Y SE CONVOQUE A UNA ASAMBLEA CONSTITUYENTE PLURINACIONAL Y FEMINISTA!
¡HASTA QUE LA DIGNIDAD SE HAGA COSTUMBRE!
1 comentario sobre “Declaración de la C2A ante el «Acuerdo por la Paz y Nueva Constitución» en el Congreso”
La plaza pública, la asamblea del pueblo - Venceremos
(17 noviembre 2019 -13:06)[…] En cuanto al contenido, los argumentos para el rechazo con muchos: oculta bajo un manto de impunidad las violaciones a los derechos humanos, que incluyen muertes, violaciones, torturas, ojos vaciados y más de dos mil heridos; los mecanismos de elección de constituyentes restringe la participación a los partidos que ya están en el gobierno; asegura el mismo sistema de los dos tercios vigente en la constitución pinochetista, que le permite a la derecha vetar cualquier transformación de fondo y, desde luego, no hay unn una palabra en ese acuerdo sobre las demandas sociales. (Para más información, ver declaración de “Convergencia 2 de Abril” aquí). […]