¿Qué hacer después de la Marcha más grande de la historia?

Por Convergencia 2 de Abril

La revuelta popular en Chile demostró su fuerza en las calles este viernes 25 de octubre: más de tres millones de personas salieron a las calles principales de las ciudades del país exigiendo la renuncia de Piñera, el fin del estado de emergencia y una Asamblea Constituyente que ponga fin a este sistema neoliberal que precariza nuestras vidas desde hace más de 45 años.

En el documento “Chile Despertó: Del estallido social a la revolución popular” planteábamos la posibilidad de tres salidas: (i) una por la derecha, generando un discurso del miedo y de la represión para mantener al Gobierno actual y preparando el escenario para JA Kast en las próximas elecciones o incluso un golpe militar en caso de que la situación de saqueos se descontrolara; (ii) una desde el Gobierno, que es capaz de generar una contención del conflicto mediante una reforma pactada con los partidos de la oposición, lo cual puede incluir hasta el PC y el FA; (iii) una salida popular a través de una Asamblea Popular Constituyente que devenga en una Asamblea Nacional Constituyente que será posible si se produce la caída del gobierno de Piñera, lo cual pondría fin al régimen de la transición. 

El Gobierno de Sebastián Piñera, como respuesta a la marcha más grande de la historia de Chile, pretende contener el conflicto y que todo vuelva a la normalidad este lunes. Anunció que el estado de emergencia llegaría a su fin este domingo 27 de octubre a las 23.59 horas, mientras que solicitó la renuncia de todos sus Ministros y algunos puntos adicionales a su “Agenda Social” como el fin al alza de la luz, del agua y una rebaja al TAG. En consecuencia, el Gobierno busca que el conflicto llegue a su fin y realiza un “reacomodo” que probablemente se traduzca en la integración de ministros provenientes de la democracia cristiana o ex militantes de dicho partido, garantizando una mayoría en la Cámara de Diputados. Sumado a ello, la “Agenda Social” sólo implicará más gastos para el Estado, pues ninguna de las medidas anunciadas será financiada por los empresarios. Esto significa que el Estado deberá endeudarse – pagando todo el pueblo de Chile esta deuda – o bien recurriendo a los fondos soberanos en el extranjero. De algún lugar hay que sacar la plata. Además, todo este proceso estará decorada de un falso diálogo social con organizaciones “sociales” que no representan a nadie más que a sí mismas y alguna metodología infértil para aparentar que se está “escuchando a la ciudadanía”.

Por la otra trinchera, el movimiento popular continúa el estallido, jugándose en los próximos días que esta movilización iniciada como una revuelta derive en un cambio de régimen que ponga fin al pacto transicional impuesto hace 30 años. No existen condiciones para un proceso pre-revolucionario ni el pueblo tiene grados de constitución que le permitan una toma del poder, por lo cual, la única alternativa viable para el cambio de régimen – y no sólo de Presidente y Gobierno – es a través de una Asamblea Constituyente, lo cual sólo se logrará si se mantiene abierto el conflicto con el pueblo en las calles a lo largo de todo el país. El gran déficit que hemos tenido es la falta de conducción, pues esta movilización destituyente no puede ser representada por nadie. No obstante ello, las articulaciones multisectoriales que se están dando en distintas ciudades como también los espacios de articulación territorial que se están construyendo – y en algunos lugares reviviendo – nos permitirán canalizar el conflicto hacia una victoria del pueblo. 

En este escenario apostamos por la construcción del Pliego del Pueblo, cuyo horizonte debe ser la transformación del modelo neoliberal; promover la Asamblea Constituyente como salida política a la crisis actual para cambiar el régimen político transicional; reivindicamos el despliegue de la violencia organizada de masas; debemos aumentar la participación popular en los territorios y en la deliberación del pliego del pueblo, en miras de desarrollar formas de poder popular en un estadio posterior de la movilización; obtener “ganadas concretas” con la protas popular que nos permita avanzar hacia un nuevo estadio político y apostar por la unidad de la izquierda revolucionaria para enfrentar el nuevo periodo político que se está abriendo.La próxima semana es una semana corta, pues tenemos un fin de semana largo que parte el jueves. Es importante mantener viva la movilización con acciones directas en distintos territorios que permitan mantener la ingobernabilidad lograda en la última semana. También se se debe participar de convocatorias masivas a marchas, concentraciones en lugares tradicionales como plazas y volver a las evasiones masivas para imposibilitar que el transporte funcione con normalidad. La acción más importante es volver a convocar la Huelga General, mecanismo que está probado que asusta al Gobierno.

Y más allá de la movilización, la línea debe ser el fortalecimiento de los espacios de articulación del pueblo, llámense cabildos o Asambleas Populares. Estos espacios deben servir para la construcción – y decantación – del pliego del pueblo; resolver problemas de la comunidad en materias como autodefensa, abastecimiento, entre otras; como también deben proyectarse como espacios de articulación del pueblo en el territorio, en miras a articulaciones mayores que deriven en una Asamblea Popular Constituyente, donde el pueblo defina su nuevo destino. Todo esto será posible si mantenemos el conflicto abierto en las calles e impedimos que los mismos de siempre se reacomoden para seguir gobernando como si nada hubiera pasado. Lo peor que nos puede pasar es que después de 10 días de movilización volvamos a la misma situación anterior a la que partimos. Aún no ganamos nada. ¡Ahora es cuando!

¡A mantener y radicalizar la protesta popular para pasar un momento constituyente!

Autor entrada: Convergencia Medios

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