Por Marcelo Alvarado Lincopi
Se da un factor común en al menos dos países latinoamericanos (Argentina y Ecuador) que, ante los malos resultados de las planificaciones neoliberales, proponen resolver la crisis con la siguiente fórmula: ajustar su política económica nacional a los requerimiento del FMI.
En Ecuador, esa «solución» llevó al presidente Moreno y a su partido, Alianza País, a implementar un reajuste económico que implicó el «Paquetazo», esto es, la pérdida de subsidios (entregados hace más de 40 años) a los combustibles, la reducción del sueldo de los empleados públicos, entre otras medidas.
El resultado es claro. Protestas en las calles, barricadas, sectores de la sociedad paralizados que tienen la determinación de hacer retroceder al gobierno y sus políticas neoliberales. Las y los ‘indígenas’, los y las trabajadoras públicas, los y las universitarias y así amplias franjas de pueblo se encuentran movilizados con este objetivo.
Ante esta respuesta de los sectores subalternos, Moreno decide imponer un Estado de Sitio en Ecuador, facultad constitucional que opera cuando la situación interna del país se hace insostenible y se hace necesaria la prohibición de algunas libertades y derechos consagrados como fundamentales.
Entre estas facultades, el presidente de Ecuador puede establecer zonas de seguridad y la utilización de las fuerzas armadas para la recuperación del ‘’estado de derecho’’. Ahora, el presidente Moreno traslada la sede de gobierno de la capital Quito, a la ciudad de Guayaquil.
Ante dicho escenario, surge la posibilidad de una rebelión que derroque al gobierno, tal como pasó en el año 2005, cuando en aquel entonces el presidente Lucio Gutiérrez (tendencia populista) fue derrocado por una movilización indígena junto a otros sectores de la sociedad, en lo que se llamó la ‘’rebelión de los forajidos’’.
Es notable como, por una parte la determinación de los sectores subalternos de la sociedad ecuatoriana e indígena, se hace retroceder a Moreno en cuanto a medidas simbólicas como el cambio de la sede de gobierno, previendo un futuro derrocamiento y una nueva configuración de la política latinoamericana que en último tiempo ha estado ensimismada contra Venezuela.
Pero lo que hace aún más interesante esta emergencia de los movimientos sociales en Ecuador, es la palestra que tienen los y las indígenas en su determinación contra el gobierno y sus políticas económicas capitalistas, justo en días en donde se conmemora la llegada de Colón a América y el genocidio de las sociedades establecidas en la América que hoy habitamos.
Después de más de 500 años de colonización por el Imperio español en un primero momento, por las repúblicas independientes latinoamericanas, después; los colonizados tomamos relevancia en la tarea de la transformación de América Latina; En Chiapas, en la Bolivia plurinacional, en el Wajmapu y en una incesante dignidad de los pueblos habitantes en Ecuador.