Por Club Social y Deportivo Estrella Roja
El pasado 23 de junio el Vaticano canceló un partido amistoso de fútbol entre su equipo femenino y un club de Viena, luego de que las austriacas protestaran a favor del aborto levantando sus camisetas y mostrando mensajes en sus estómagos y espaldas alusivos al slogan “mi cuerpo, mis reglas” y el derecho a decidir sobre sus cuerpos. Este hecho recorrió el mundo, porque para muchxs el fútbol es solo un deporte, un espacio de ocio y recreación que nada tiene que ver con política.
Para nosotras, jugadoras de Estrella Roja es importante manifestarnos desde nuestra trinchera, el fútbol, y desde ahí resistir entre mujeres desde todas nuestras diversidades: como mujeres estudiantes, de la clase trabajadora, futbolistas amateurs, de barrio, disidentes sexuales, y conscientes de nuestra realidad social, político y cultural, no podemos quedar ajenas a esta conmemoración nacional.
Es por esto que en esta séptima marcha por el derecho al aborto legal seguro y gratuito queremos decir: NO BASTAN TRES CAUSALES.
¿Por qué decimos que no bastan tres causales?
Primero, porque no soluciona la problemática de fondo sobre el acceso a la salud sexual y reproductiva, por el contrario, día a día decenas de mujeres ponen en riesgo su vida practicándose abortos clandestinos sin contar con información segura y con miedo a morir o ser criminalizadas. En su mayoría son mujeres, niñas y adolescentes pobres y migrantes, que viven en los sectores más marginales y vulnerables de nuestra sociedad quienes tienen que lidiar con la exclusión, la discriminación y la humillación cuando ingresan sangrando a los hospitales en busca de ayuda o cuando son estafadas con medicinas abortivas falsas.
Segundo, porque la ley de tres causales no considera el contexto social y cultural de la mujer, niña o adolescente ni tampoco sus preferencias sobre una maternidad deseada. Más aún, es el Estado el que criminaliza a las mujeres cuando abortan, a pesar de haberles negado el acceso a la información a través de la exclusión de una educación sexual integral en los colegios de Chile.
Tercero, porque las tres causales son migajas en el marco de los derechos humanos y solo sirven para acallar nuestras demandas. Este sistema capitalista patriarcal nos necesita para producir trabajadorxs y seguir perpetuando la división sexual del trabajo como condición histórica funcional al capital y su proceso de acumulación. Si no cuestionamos el rol de nuestro trabajo reproductivo, el sistema jamás se debilitará.
Tenemos mucho que decir y hacer en esta pelea y somos las sujetas revolucionarias capaces de romper los cimientos de las múltiples opresiones de este sistema a través de la soberanía sobre nuestros cuerpos, en la decisión – siempre política – de abortar y con ello decidir sobre nuestra sexualidad y maternidad.
La libertad para las mujeres descansa en, y no puede existir sin, el absoluto control sobre nuestro propio cuerpo en el sexo y la reproducción.
Andrea Dworkin