Para nosotras siempre es 26. Homenaje a Vilma Espín y las mujeres revolucionarias.

La historia de los pueblos ha estado siempre marcada por grandes batallas, nada se nos ha dado en bandeja y todos los avances en derechos se han ganado luchando. Quienes nos posicionamos desde la izquierda revolucionaria, hemos visto siempre a la revolución cubana y su proyecto de sociedad, como la posibilidad de hacer real nuestros anhelos de una vida digna para todas y todos.

A pesar de los esfuerzos de sectores reformistas y derechamente burgueses de destruir y denostar a la revolución cubana y a su pueblo, nadie puede negar que Cuba ha dado grandes saltos en derechos sociales y que es el país que posee la mejor educación y salud según la UNESCO, todo esto, a pesar del bloqueo económico que mantiene Estados Unidos.

Por estos días saludábamos a Cuba y a su pueblo en el 66 aniversario de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel Cespedez, ocurridos un 26 de Julio de 1953, pensar este hito heroico realizado por hombres y mujeres valientes, nos invita a pensar el rol de la mujer en la revolución cubana, que además de barrer militarmente con el fascismo de Batista, requirió romper con elementos culturales estructurales de una sociedad machista, donde las mujeres también querían vencer, ya que, hasta antes de la revolución, estaban relegadas a las actividades domésticas del hogar, por su condición de clase y también de género, con muy poca participación de los espacios sociales y políticos. El proceso revolucionario permitió comprender que la revolución sin las mujeres estaba incompleta.

De esta manera, quienes encarnaron este proyecto titánico tuvieron que construir los cimientos políticos, sociales, económicos y culturales de una sociedad completamente distinta, que invitó a las mujeres a cuestionar la cultura capitalista y patriarcal hegemónica hasta la época, es decir, que el proyecto permitió comprender la importancia de la participación de las mujeres, por lo que no solo logró transformar las relaciones de clases, sino que también, se desafió a disminuir las desigualdades de derechos entre mujeres y hombres, y asimismo, trabajar para garantizar estos derechos independiente de las preferencias sexuales de todos los seres humanos.

Ejemplo de lo anterior, fue la formación de la  Federación de Mujeres Cubanas fundada en 1960 por la revolucionaria Vilma Espín, que vino a cuestionar el andamiaje cultural de la isla basado en el machismo y la división sexual del trabajo, realidad que actualmente seguimos viviendo la mayoría de las mujeres de Latinoamerica.

Comprendiendo esto, queremos relevar la labor de grandes mujeres de la historia del pueblo cubano, como Vilma Espín, Haydee Santamaría, Celia Sánchez, solo por nombrar algunas, todas ellas revolucionarias que fueron parte del Movimiento 26 de Julio, que supieron lidiar con las limitaciones machistas de sus propios compañeros de lucha y que, con decisión, confiaron en la necesidad de hacer la revolución y de construir una sociedad igualitaria donde las mujeres trabajadoras también podamos ser protagonistas.

Para ello debieron ser fuertes y valerosas, rebelándose primero en su condición de clase y luego en su condición de mujeres, en este contexto surgen las escuelas de superación que permitieron a campesinas y jóvenes de todo el país, acceder a la educación convirtiéndose en trabajadoras técnicas y profesionales, impulsando la posibilidad de que miles de mujeres pudieran estudiar pedagogías, ciencias e ingeniería, impulsando el desarrollo de la lucha por la igualdad en todos los niveles, donde las mujeres comenzaron a tener igualdad de oportunidades para estudiar, igualdad de derechos al trabajo, igualdad de salarios y protección a las madres trabajadoras.

Ahora bien, seguramente la revolución cubana hoy sigue teniendo grandes desafíos en varias materias, uno de ellos es erradicar de raíz los vestigios del machismo que aún están enraizados en la isla, con el único objetivo de seguir avanzando como sociedad, porque la construcción del socialismo debe ser un constante proceso de transformaciones y posibilidades de expansión del desarrollo de todas y todos, por lo que es necesario que la lucha de las mujeres siga estando presente en todo el proceso y en todos los frentes.

Hoy construimos en un país donde el capitalismo sigue denostando nuestros derechos como pueblo, devastando nuestros territorios y perpetuando relaciones de reproducción social basada en la división sexual del trabajo, donde las mujeres seguimos destinadas a las labores domésticas no remuneradas, a la doble o triple explotación laboral y a la precarización general de nuestras vidas. Por ello, se hace urgente construir un programa político del pueblo que incorpore al feminismo de manera transversal y que considere en todo momento a las mujeres y la disidencia sexual en su conjunto, donde todas y todos tengamos la posibilidad de desarrollarnos en igualdad de condiciones.

En un nuevo aniversario del 26 de julio, un saludo a las y los revolucionarios combatientes, que hicieron y siguen haciendo posible la revolución en Cuba.

Porque nosotras también queremos y debemos vencer!

Siempre es 26.

Autor entrada: Convergencia Medios

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