Hace diez años, despedíamos al compañero Dante después de una última batalla que libró tenazmente. El tiempo en esta vida pasa inexorablemente pero la trascendencia queda. Un día nos dijo que el ser humano venía a “hacer” y no “a contemplar”, y mirando con convicción planteaste, más de alguna vez, tus esperanzas en una nueva generación que venía raudamente a tu encuentro.
Las Comunidades de Militantes esbozadas en largas y entusiastas discusiones se han venido configurando con la misma dinámica con que se construyen los pies del pueblo. La idea de transformarlo todo está en curso porque tus palabras se han ido fundiendo en crisoles que auguran un futuro distinto del que conociste. La clase avanza, el pueblo se construye, los nuevos contingentes tanto de trabajadoras y trabajadores, como los y las jóvenes de las poblaciones se vienen forjando en luchas incesantes contra el capital, organizándonos en las franjas conscientes del pueblo que, cansado de largos años de sometimiento, ya dice basta.
Nuestro pueblo, querido compañero, empieza a recuperar sus nombres y llena de contenidos sus consignas. Las y los que militamos en el camino trazado hace más de diez años sabemos que nada es lineal, pero pareciese abrirse un sendero en que los hombres y las mujeres negamos a una sociedad que pretende reducirnos a categorías inferiores.
El pueblo pobre proclama:
el amor
como la esencia de la condición humana
y advierte
Será con pasión, con locura, con sueños infinitos
y será con muchos
con todos aquellos que esta sociedad desprecia y margina
con quienes nos amaremos
sufriremos y gozaremos
y continuaremos inevitablemente construyendo la historia.
(Dante Campana)
Compañero Dante, el homenaje de Convergencia 2 de abril es Luchar.