Por Simón Fuentes
Desde Convergencia Medios hemos estado siguiendo los acontecimientos en Haití, y es por eso que conversamos con Henry Boisrolin, el cual está fuera de Haití desde 1974, porque no era partidario del régimen dictatorial de Jean-Claude Duvalier, que asumió la presidencia tras el fallecimiento de su padre Jean-Claude Duvalier, mejor conocido como Papa Doc. En 1986 en Buenos Aires, inmediatamente después de la caída de la dictadura duvalierista, funda el Comité Democrático Haitiano, el cual además de Argentina, tiene presencia en Haití y en los EE.UU., donde residen actualmente algunos miembros fundadores del Comité. Es docente de Metodología de Investigación Científica y de Presencia Africana.
¿Cuál es la situación actual después de las movilizaciones de febrero?
La situación sigue siendo muy compleja, difícil y tensa. De hecho, por distintos motivos, por ejemplo, los enfrentamientos casi cotidianos entre distintas bandas armadas en varios barrios populares, como así también las protestas de diferentes sectores sociales ante la total inoperancia del gobierno, etc., no permiten hablar de la existencia de calma siquiera precaria. Es menester resaltar que dichas bandas son armadas y financiadas por algunos empresarios y dirigentes políticos ligados a los sectores más reaccionarios del país. Son participantes activos de masacres en varias barriadas populares, tal como ocurrió en noviembre pasado en el barrio de La Saline (en Puerto Príncipe, la capital), donde perdieron la vida más de 80 personas y sus cuerpos fueron mutilados de manera macabra para sembrar terror entre los pobladores de dichas zonas. Una política de terror reforzada por la presencia sobre el territorio nacional de mercenarios extranjeros contratados por miembros del gobierno. Por otra parte, está la espantosa situación de extrema pobreza que afecta a casi el 80% de la población, de una desocupación que afecta a 70% de la población activa y la moneda nacional (la Gourde) cuya devaluación ante el dólar norteamericano alcanzó un nivel jamás registrado, de un sistema de salud prácticamente destruido al igual que el de la educación. De ahí, varios analistas consideran que se trata una clara demostración de una descomposición social enmarcada dentro de una violencia significativa. Esta situación se torna también más tensa porque ninguna de las causas que desencadenaron las masivas y combativas movilizaciones populares ha sido solucionada por los actuales dirigentes.
¿Qué sectores sociales y políticos están llevando adelante las movilizaciones contra el gobierno de Jovenel Moïse?
Fundamentalmente, son los sectores populares donde sobresalen los desocupados, los estudiantes, los trabajadores fabriles, los jóvenes provenientes sobre todo de las barriadas populares.
¿Cuáles son las consignas o el programa que está sintetizando las ideas que levantan los movilizados?
Las consignas son varias, pero algunas son fundamentales y comunes: el proceso judicial para determinar ¿qué pasó con los fondos del Programa Petrocaribe?; la renuncia del presidente y del primer ministro; la caducidad del parlamento; la formación de un gobierno de unidad nacional por 3 años para atender las necesidades básicas de la población; la elaboración de una nueva Constitución; y el respeto a la soberanía del país. También hay un sector bastante amplio que reclama un diálogo nacional. Cabe señalar, que dicho diálogo es diferente al propuesto por Jovenel Moïse, porque los dirigentes de este sector de la oposición exigen como condición sine qua non la renuncia de este último y su enjuiciamiento.
¿Hay algún nivel de Coordinación entre la oposición?
Sí existe, sobre todo para ponerse de acuerdo sobre las fechas y el recorrido de las movilizaciones como así también para distribuir ciertas tareas bien específicas entre las principales organizaciones en cuanto a la seguridad y demás aspectos logísticos de las protestas. Sin embargo, hasta ahora no surgió un Frente Programático. Además, está claro que varios dirigentes intentan imponer su hegemonía para tomar la dirección de los acontecimientos; lo que dificulta cualquier intento de unidad, y esto favorece al régimen en el poder.
¿Cómo se mira desde la migración haitiana, la situación de su país? ¿Qué propuestas se trabajan?
No hay una sola mirada, pues la migración haitiana no escapa a la grave crisis de división, polarización social y confusión que reina en el país. Lo único que sobresale es una gran inquietud que invade a todos y todas. Y hay una gran mayoría que apoya la lucha a favor del cambio de ese sistema opresor y extremadamente dependiente del imperialismo norteamericano.
¿En qué está la investigación de la Corte Superior de Cuenta respecto a Petrocaribe?
Ha establecido que hubo un enorme despilfarro, y señaló a 15 altos ex funcionarios, a varias empresas y algunos empresarios, hasta el “presidente” Jovenel Moïse está señalado en el informe que presentó la Corte.
¿Cuáles han sido los resultados de la intervención militar y civil de la Misión de las Naciones Unidas de Apoyo a la Justicia en Haití (MINUJUSTH)?
Fue como la anterior (la MINUSTAH: Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití), un total fracaso. La MINUSTAH estuvo desde 2004 hasta 2017, provocó todo tipo de violaciones a los DD.HH, manipuló elecciones, introdujo la epidemia del cólera que provocó más de 10.000 muertes y más de 800.000 personas infectadas. Y la MINUJUSTH, su reemplazante, en todo momento, siguió con esta política de mantener a Haití bajo tutela de las Naciones Unidas. En este sentido, se trató también de otra farsa muy perversa y cínica para poder continuar con la violación de la soberanía y el derecho a la autodeterminación del pueblo haitiano.
¿Por qué crees que en los medios de comunicación hablan más de Venezuela que de Haití?
En primer lugar, esta decisión no es casual, forma parte de una larga historia que apuntó siempre a invisibilizar a nuestro país, fundamentalmente por haber sido creado por descendientes de personas que fueron esclavizadas y que pudieron vencer en el campo de batalla y de las ideas al mejor ejército de aquel momento, el de Napoleón Bonaparte. Por otro lado, como Haití es una perfecta neocolonia del imperialismo norteamericano, más vale hablar del mismo solamente cuando ocurre alguna catástrofe natural. Así, ocultan las luchas populares y el fracaso de las políticas de sometimiento, explotación y humillación.
¿Habrá más movilizaciones durante este año?
No tengo la menor duda al respecto. Pues estamos asistiendo al derrumbe del sistema neocolonial impuesto desde la primera ocupación militar norteamericana de Haití (1915 – 1934) que a través de los años transformó a nuestro país en el más empobrecido y desigual de nuestro hemisferio. Cabe tener en cuenta también el despertar de una conciencia colectiva a nivel popular donde los explotados no quieren seguir viviendo como antes, y los explotadores no pueden imponer su voluntad como antes. Y la explosión social es de tal envergadura, que resulta imposible seguir colocando “parches” a dicho sistema. El futuro es incierto, pues todavía no aparece el factor subjetivo capaz de conducir esta nueva insurrección popular.