En las elecciones de este 20 de Mayo (20M) vuelve a ganar el chavismo. Nicolás Maduro obtuvo una contundente victoria en contra de sus opositores: 5.823.728 votos equivalentes a un 68%; mientras que Henri Falcón obtuvo 1.820.552 votos y, por su parte, el pastor Javier Bertucci alcanzó los 925. 042 votos.
Sin embargo, la gran pelea del chavismo no era contra la oposición, sino contra la abstención. En esta pelea el triunfo no fue tan claro: votó un 48 por ciento del padrón electoral, cifra que está por sobre el promedio de las elecciones presidenciales en América Latina, pero está por debajo del quórum alcanzado en las últimas elecciones presidenciales y legislativas. Aun así, el sector de la oposición que promovió la abstención fue derrotado en estas elecciones. Paradójicamente, los mismos sectores que no participaron en estas elecciones, eran los férreos defensores de las elecciones anticipadas, pero que, ante la imposibilidad de ponerse de acuerdo, hoy solicitaron postergarlas.
El boicot económico tampoco fue suficiente para que la oposición y los Estados Unidos avancen en Venezuela. El pueblo bravo venezolano resiste y sigue apoyando al Proceso Bolivariano. Importante recalcar que este apoyo va más allá – o más bien, a pesar – de Nicolás Maduro, y ha significado la conquista de tierra, derechos sociales y dignidad para gran parte del pueblo venezolano. Electoralmente este apoyo se ha cristalizado en las elecciones de la Asamblea Constituyente, en las municipales y de Gobernación, y en las presidenciales de este fin de semana.
No obstante, el legítimo y legal triunfo obtenido por Nicolás Maduro, con elecciones más observadas que cualquier otra en la región, un grupo de países al servicios de los intereses del imperialismo norteamericano ya realizó un llamado a desconocer el resultado de las elecciones, desconociendo a su vez la decisión soberana del pueblo venezolano.
Esta actitud hipócrita tiene un solo objetivo: dar fin al proceso bolivariano en Venezuela para que el Imperio pueda aprovechar a diestra y siniestra sus recursos de hidrocarburos y minerales. Ninguno de estos países manifestó ni manifiesta su preocupación ante las recientes elecciones en Honduras, donde el fraude electoral fue evidente. Mas aún, la hipocresía viene de gobiernos ilegítimos como el de Brasil y la misma Honduras.
La misma prensa internacional que hoy grita fraude, semanas atrás guardaba cómplice silencio con las elecciones fraudulentas en Honduras y hasta hoy calla con la represión que viven los sectores opositores a Hernández. Asimismo, calla con los asesinatos impunes a líderes sociales en Colombia o el asesinato de candidatos en México.
¿Qué esperar en Venezuela? Si bien la tesis de la abstención fue derrotada en estas elecciones, la oposición pasará a la ofensiva, principalmente, a través del boicot económico y la presión internacional que, de seguro, aumentará las sanciones económicas a Venezuela. Asimismo, la campaña se centrará en deslegitimar los resultados de las elecciones y exigir nuevas elecciones, que le permitan llevar candidato único, cuestión difícil en el estado actual de la oposición. Esta crisis interna de la oposición puede significar una mayor insistencia en la intervención militar en Venezuela, que sería dirigida por el Comando Sur de la Armadas de los Estados Unidos, más allá de la forma en cómo se materializa. Este pareciera ser el único camino que está viendo la oposición venezolana ante su incapacidad de derrotar electoralmente al chavismo.
Por su parte, el chavismo tendrá que ser capaz de superar el boicot económico, lo cual significará profundizar el poder popular a través de las Comunas; poner fin a la corrupción interna del régimen; fortalecer el petro y mantener el apoyo de las potencias que emergen en este nuevo mundo multipolar, los cuales son Rusia y China.
Toda nuestra solidaridad con el bravo pueblo venezolano.
¡Viva la autodeterminación de los pueblos!