VENEZUELA: ROTUNDA VICTORIA DEL PROCESO BOLIVARIANO EN ELECCIONES REGIONALES
Este domingo 15 de octubre se consolida la apuesta bolivariana luego de un rotundo triunfo en las elecciones de gobernadores regionales. Las cifras hablan por sí solas: el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) obtuvo 17 de las 23 gobernaciones del país, con una participación de más del 60% del padrón electoral y con escasos incidentes.
Dentro del triunfo electoral destaca el del Estado de Miranda, donde se habían registrado los mayores enfrentamientos este 2017 y que desde hoy pasará a manos del chavismo. Estos resultados consolidan el proceso de estabilización del Proceso Bolivariano luego de una alta votación en las elecciones de los delegados para la Asamblea Constituyente, hito que permitió frenar a la oposición fascista que llevaba un proceso de movilizaciones, boicot económico y violencia callejera desde hace meses.
Los grandes perdedores de esta jornada son los rostros de la MUD, Luis Almagro y el gobierno de Estados Unidos de Norteamérica. Los desafíos del proceso bolivariano aún son enormes, no obstante, hoy la Patria Grande y el pueblo venezolano celebran.
UN CONGRESO DECISIVO PARA EL FUTURO INMEDIATO DE CHINA
El director del Observatorio de la Política China, Xulio Ríos, ofrece el siguiente análisis en el contexto del próximo Congreso del Partido Comunista de China:
“El Partido Comunista de China (PCCh) afronta a partir del próximo 18 de octubre un congreso decisivo para su futuro inmediato. Sin duda, no es un congreso más. Por el contrario, todo indica que abrirá una nueva fase del proceso de modernización en China iniciado en 1949 bajo la batuta del PCCh.
En efecto, tras el período maoísta (1949-1978) y denguista (1978-2012), el actual liderazgo chino auspicia una nueva inflexión del proceso histórico de modernización del país. A priori, no obstante, no habrá un cambio tan radical como el propiciado por Deng Xiaoping en relación al periodo anterior, pero la China de Xi Jinping aspira a situarse en el mundo con una nueva agenda. Podemos afirmar que hasta Hu Jintao (2002-2012), China perseveró en la política de reforma y apertura implementada por Deng con un modelo que transformó el país en la fábrica del mundo. Lo mismo hicieron sus antecesores desde los años ochenta, incluido Jiang Zemin (1989-2002). Pero ya en el segundo mandato de Hu Jintao se atisbó con claridad el agotamiento de dicho modelo y se sentaron las bases del cambio. Es a Xi Jinping a quien corresponde gestionar la transición hacia ese modelo de desarrollo que debe conducir a una economía basada en la innovación, los servicios y el mercado interno y la construcción de una sociedad acomodada.
En lo político, la intensa campaña contra la corrupción, la insistencia en la “línea de masas” y el énfasis en las virtudes éticas han configurado desde 2012 un nuevo escenario orientado a mejorar la capacidad de gobernanza del PCCh. El proceso discurre en paralelo a un renovado esfuerzo de centralización política que podría experimentar nuevas manifestaciones en el futuro inmediato.
A diferencia también del pasado reciente, no todo es ni será economía, aunque la “nueva normalidad” apunta a ajustes y reconversiones importantes en numerosos sectores, ya en curso, profundizando la reforma. La política, no obstante, pasa a primer plano para culminar el diseño de un modelo que asegure la perennidad del PCCh al frente del Estado-continente. Es en dicho contexto que cabe interpretar las propuestas alentadas en el último lustro a propósito del Estado de derecho, la independencia de la justicia, o, en suma, el trazado de un camino propio y alejado de las influencias liberales occidentales.
En lo ideológico, el xiísmo o pensamiento de Xi quedará recogido en los estatutos del Partido, esperándose cambios de cierta relevancia. La base del xiísmo es la consecución del sueño chino que apuntala la reforma y la línea de masas. El xiísmo es la respuesta teórica del PCCh para asegurar su poder en los tiempos actuales y más allá, apostando por una sinización sin complejos del marxismo.
En el ámbito internacional, preparémonos para coexistir con una China más fuerte y mucho más activa, comprometida con el ejercicio de una mayor presencia e influencia en los foros y organismos internacionales y más que dispuesta a consolidar sus propios acrónimos. El proyecto bandera de la Franja y la Ruta cataliza su proposición de un nuevo modelo de globalización que quiere trascender el comercio para poner énfasis en las infraestructuras, la conectividad, la inclusividad, la cooperación estratégica, etc.
Con el viento a favor pese a contar con una considerable agenda de contradicciones y dificultades, el PCCh saldrá de este congreso con la mirada puesta en el horizonte no ya de 2021 –cuando se cumplirá el centenario de su fundación– sino de 2049 –centenario de la República Popular China–, entonces cuando los objetivos de construcción de una sociedad acomodada, una economía moderna y desarrollada, una China soberana y alejada de las redes de dependencia de Occidente, la confirmen como un pilar clave del nuevo orden multipolar del siglo XXI.”
EL ESTADO MATÓ A JOANE
Durante los treinta días que condujeron a la muerte de la madre haitiana Joane Florvil el Estado chileno intervino bajo muchos nombres. Funcionarios municipales de la Oficina de Protección de Derechos de Lo Prado, efectivos de la 44° Comisaría de Carabineros y de la 48° Comisaría de Carabineros especializada en asuntos de familia, al menos dos fiscales de turno, un defensor penal público, un Juzgado de Garantía, personal de la Posta Central, el SENAME y un Juzgado de Familia.
Durante esos treinta días, Joane fue asaltada sin que a nadie le importara, seguida y acusada por abandonar a su hija lactante mientras corría por el bolso con toda su vida adentro. Fue detenida, esposada frente a sus vecinos, señalada públicamente por el aparato de propaganda del poder como mala madre. Fue encerrada sin saber que ocurría con su hija ni con ella misma, fue presionada hasta la locura, arrastrada al coma. Treinta días después de que entró bajo custodia del Estado, treinta días después de que estuvo con su hija de tres meses por última vez, Joane murió tras sufrir una falla hepática grave mientras estaba hospitalizada.
Treinta días le tomó al Estado quebrar una familia y asesinar a una mujer haitiana. Donde sea que intervino, lo hizo por acción u omisión atravesado de arriba a abajo por el machismo, el racismo, la xenofobia. Y ahora, en un desfile de vergüenza, los anuncios del Ministerio Público, de Carabineros de Chile, del Ministerio de Salud, del Congreso (no una, sino dos comisiones), se apilan ante la prensa. Ahora, mientras su familia busca justicia, mientras abajo se hacinan puños cerrados y dientes apretados, las palabras de la Jefa de Estado al recibir a los refugiados sirios, “somos una tierra de democracia, de paz y de respeto«, no son más que una afrenta, una broma de mal gusto a nuestros pueblos explotados y humillados hasta el cansancio.
Ha llegado la hora para las fuerzas transformadoras de asumir en plenitud la grave crisis humanitaria que ha desatado el capitalismo globalizado y el Estado racista en nuestras tierras con motivo de los actuales flujos migratorios y de la lucha mapuche por territorio y autonomía. Sólo en las manos de las y los que luchan sin importar nación, color de piel o idioma está la posibilidad de que Nuestra América no sea conducida definitivamente a la guerra fratricida entre trabajadores, no sea empujada a levantar muros, a sitiar ciudades ni a exterminar pobres como como ya lo han hecho los de arriba en los países del norte.
VERDAD, JUSTICIA Y REPARACIÓN PARA JOANE
¡EL RACISMO Y LA XENOFOBIA TIENEN QUE TERMINAR YA!