Entrevista a Lorena Erpel, Directora de «Los Hijos del Sol»
Por Jota Ce
Durante el mes de noviembre 2016 se estrenó la obra “Los Hijos del Sol”, la primera dirigida por la actriz y dramaturga Lorena Erpel Chávez (25). El proyecto financiado por FONDART 2016 y estrenado el mismo día que 46 años antes asumiera el gobierno de la Unidad Popular consiste en una obra itinerante desplegada desde un camión Ford del año ’67 en la que se abordan los sueños, esperanzas y alegrías de un barrio popular y de una compañía de teatro al inicio del proceso que culminara con el golpe cívico – militar. Lorena se explaya de forma poco común para los relatos que abordan esos años, usualmente cargados de nostalgia, frustraciones y tristezas. Prefiere “traernos la UP en colores” y hacer memoria para invitar al público a reflexionar sobre el presente y organizarse para el futuro.
JC: Lorena, en noviembre se estrenó “Los Hijos del Sol”, tu primera obra como directora, en la que abordas cómo se vivió el triunfo de Salvador Allende y los inicios de la UP en un barrio popular de Santiago. Cuéntanos por favor cómo se gesta el proyecto, como llegas a esta idea y qué sentido tiene siendo tu primera obra como directora.
LE: El tema de la historia y la memoria de mi pueblo, de mi país, es algo que siempre me ha obsesionado, que me compromete desde lo más profundo de mi ser. Desde muy chica me interesaba leer historia, debatir sobre historia. Cuando me vi como actriz, el tema fue hacerme cargo de qué es lo que quiero decir y cómo puedo utilizar mi trabajo como artista para la recuperación de la memoria, de la identidad popular.
Siempre me llamó la atención que cuando se habla de lo que ocurrió en esta época el protagonismo se lo lleva el golpe y los horrores que se cometieron, pero se habla muy poco de lo que se estaba sintiendo, viviendo con el proyecto de la Unidad Popular. Uno de los entrevistados durante la preparación de la obra, Alfonso Guerra, me decía que esto fue una “contrarrevolución capitalista”. Investigar “contra qué” fue esa revolución capitalista que inicia con el golpe fue uno de mis motivos para montar Los Hijos del Sol.
JC: El desarrollo de la obra te significó un proceso de investigación no menor.
LE: Sí, me tomó como un año y medio. Hay muchos sobrevivientes de la época, pero se están muriendo. Por lo tanto, quise ir en busca directa de esos testimonios, más que investigar en libros. Me acerqué a la AFEP (Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos), a la Agrupación de Detenidos Desaparecidos y a sobrevivientes de los más distintos ámbitos, políticos, culturales. Las entrevistas fueron, por ejemplo, desde Peggy Cordero que fue la primera actriz que se convirtió en vedette en Chile y que trabajó fuertemente para la campaña de Allende, hasta José Cademartori, su último Ministro de Economía y Juan Carlos Concha, quien fue uno de los Ministro de Salud, que entre otras cosas destacó por desarrollar el programa contra el alcoholismo.
Esas entrevistas tenían el objetivo de traer en colores la historia de la UP. Cuando hablamos del detenido desaparecido, del ejecutado, etc. queda inmortalizado en esa categoría, en una foto de carnet que nada expresa en relación a sus intereses, motivaciones. Quisimos intentar con algo distinto.
JC: De tus palabras desprendo que ves la memoria como un ejercicio de futuro. ¿Por qué crees que en tu generación se ha despertado el interés de ir en búsqueda de esto que ocurrió hace 40 años, hace dos generaciones atrás?
LE: Pienso que se debe a lo cíclico de los procesos humanos. Las búsquedas tienden a ser similares en torno a las necesidades que uno tiene. Ligo mucho el período de la UP al paradigma de lo que pienso como el “Chile Antiguo”, el Chile no tan mercantilizado, sin gran desarrollo tecnológico, el Chile donde la palabra cuenta. Ahí hay algo interesante que rescatar, algo que nos está llamando a una búsqueda de sentido.
Por otro lado, hay que tener presente que pese a todos los años que han pasado el proceso no se ha cerrado. Falta abrir muchas investigaciones, cerrar causas judiciales, condenar a los responsables. Como jóvenes tenemos una necesidad de recuperar la historia, hacer justicia y desde ahí construir el tejido social que nos destruyeron.
JC: En el proyecto contaste con la asesoría dramatúrgica de Juan Radrigán ¿Cómo fue esa experiencia?
LE: Hermosa. Él había sido mi profesor de dramaturgia en la Universidad. Con él escribí un texto, mi primer texto profesional en cierta manera, que trataba sobre una mujer que había sido prisionera política, luego había partido al exilio y ahora volvía a Chile. Con Los Hijos del Sol alcanzó a darme luces nítidas de lo que debía ser una obra así, fue una enorme motivación.

JC: La trama de Los Hijos del Sol se desarrolla en torno a la historia de una compañía de teatro itinerante que es recibida por los vecinos de una población de Santiago a inicios del gobierno de la UP. Hay una obra dentro de la obra, hablándole al público de entonces y al de hoy. ¿Cómo ves el desarrollo de las artes escénicas hoy en relación a las de esa época? ¿Crees que las artes escénicas están a la altura del momento social que está viviendo el país?
LE: Me atrevo a decir que no. El mecanismo que nosotros utilizamos para hablar de la UP es precisamente un mecanismo que se utilizaba en esa época. Un arte que se trabajaba directamente con la comunidad, que se acercaba. Está documentado como estudiantes de teatro del MIR, del PC, ocupaban camiones para llevar obras a los territorios, como profesores de la Universidad de Chile hacían sus exámenes en poblaciones con ese mismo mecanismo.
Tomando en consideración todo lo que está sucediendo hoy día a nivel social, no sé si contribuye tanto estar en un lugar encerrado donde el público es “gente de teatro” exclusivamente. Creo que tiene que existir de todo, un abanico de posibilidades, pero a mí me hace mucho más sentido hacer una obra que se comprometa con la nueva sociedad que podríamos construir hoy día, en este caso, los trabajadores del teatro con las comunidades y sus dirigentes sociales.
JC: Es decir, no sólo es un asunto de si se está o no haciendo teatro con una perspectiva social, sino que cómo y dónde se está haciendo ese teatro.
LE: Esta es la forma que tengo de hacerme cargo como actriz de la situación de nuestro país, de esta forma convierto la rabia en una acción concreta, desde mi profesión, para cambiar la realidad.
«Es dramático hacer memoria con los niños de Allende de lo que seguramente fueron los sueños de sus padres».
JC: En el montaje de Los Hijos del Sol llaman la atención dos elementos. Por una parte, el que hayan optado por llevar la obra a barrios populares de Santiago. Y por otra, que al finalizar cada exhibición realizaron conversatorios de los que participó el público y la propia compañía. ¿Cómo fue la recepción de estas iniciativas?
LE: Muy cálida. En su mayoría son barrios a los que el teatro llega muy poco o si es que tienen un centro cultural cerca con alguna obra, ésta no logra tener mucha concurrencia por poco alcance de difusión. Varias de las poblaciones en las que presentamos la obra eran barrios en los que hay altos índices de narcotráfico y drogadicción. Por lo tanto, eran puntos estratégicos que pensamos para re-significar el espacio público. Los vecinos entendían eso y se sentían felices al ser parte de ese acontecimiento cívico-cultural.
A los conversatorios se quedaba harta gente, niños, abuelitos, adultos. Entre la gente mayor había mucha gratitud también porque jóvenes como nosotros nos hayamos preocupado de rescatar sus memorias y vivencias de esos tiempos. También pudimos sentir una urgencia, una necesidad de cambiar las cosas que se reflejaba en el ímpetu movilizador de varios de los participantes. Eso nos llenó de fuerza y de sentido cada vez para la siguiente función, lo que se notaba en el desempeño del elenco que se iba nutriendo, enriqueciendo tanto en su interpretación como en el sentido ideológico de estar realizando esta obra en particular.
JC: ¿Está viva en estas comunidades la memoria de la UP? ¿Les fue fácil reflotar esa memora entre los pobladores que los recibieron?
LE: Sí, más viva que nunca y es que la gente está viva, los sobrevivientes están vivos. Y más todavía, los que eran niños en esa época y quizá no recuerdan mucho, hoy día son cajeras de supermercado, obreros, trabajadores explotados. Es dramático hacer memoria con los niños de Allende de lo que seguramente fueron los sueños de sus padres.
JC: Para finalizar, ¿Qué desafíos vienen para Los Hijos del Sol? ¿Tienen proyectado seguir exhibiéndola?
LE: Sí, espero que vengan funciones en otras comunas de la región, sobre todo rurales. Me gustaría llegar a comunas como San José de Maipo o Alhué. Ya estamos buscando el financiamiento con FONDART nuevamente y también con los municipios u otras entidades que puedan estar interesadas.
JC: Antes de la entrevista me decías que tienes una conexión especial con Alhué, cuéntanos sobre eso.
LE: La familia de mi abuela eran primero mineros en el norte y después se trasladaron a la zona central, para trabajar en el campo. En Alhué mi bisabuelo fue dirigente campesino y hasta el día de hoy es recordado porque promovió la organización de la gente para la recuperación de tierras con la Reforma Agraria. Para mí, ir a la casa de mi abuela significa pisar un territorio en el que la justicia se hizo carne, comerme un zapallo italiano de esa tierra es como probar un poco de soberanía.
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Contacto con la Directora vía Facebook «Teatro Itinerante Los Hijos del Sol» o por medio del correo electrónico lorenaerpelchavez@gmail.com